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Nilda Fichera

Homenaje (DANAE10)

A mi má argentina


Felipe Fichera, se despide con todo el dolor del mundo de sus apenados padres en el puerto de Nápoles. Después de la 2ª Guerra Mundial, Italia queda asolada por el hambre y el desempleo. En la lejana Argentina hay trabajo para los trabajadores del campo y la construcción. Lleva en su pequeña maleta los papeles del contrato. Tiene diecisiete años, está asustado. Es la primera vez que sale de su hogar, de su país.

Promete enviar dinero a su familia, su madre tragándose las lágrimas bromea con su hijo mayor diciéndole “Eres todo un hombre, ya”.

“Mamá, vendré en seis meses. Ahorraré para enviarte”.

El barco se va llenando de más emigrantes. La travesía dura un largo mes. Con otros trabajadores se dirige a una pensión de Buenos Aires.

Se presenta en su puesto de trabajo, en la construcción. Es necesaria la mano de obra para ayudar a construir un gran país. Trabaja duro, come poco, y guarda todo el dinero para enviar por giro postal a sus padres.

El destino no sabe que en esas tierras conocerá a su mujer, María Victoria. Mujer de ojos color café, y de gran belleza. Trabaja como costurera en una casa de modas. El joven Felipe la ve pasar cada vez que ella va a su trabajo, pero no se atreve a mirarle. Es su compañero Mauricio el que le anima a que la invite al cine. La muchacha de apenas quince años accede si es en compañía de su prima Graciela.

El sentirse desvalido, solo y tener la acogida de la familia de su novia, hace que su regreso se vaya retardando más de lo previsto. Son personas humildes y deciden casarse de inmediato. El día de su boda es el día más triste y alegre a la vez. No tiene con él a su adorada familia. Es demasiado costoso.

Los hijos no tardan en llegar: Roxana, Héctor, Santiago, Valeria y la pequeña, Nilda.

Trabajan duro para sacar a sus hijos adelante. Se instalan en la ciudad de Buenos Aires, lamentablemente Felipe, ya abuelo no puede volver a la patria que le vio nacer. Sus padres fallecieron, sólo su hermana Constanza y su familia sigue viva. Nilda, allegada de lágrimas promete a su padre en su lecho de muerte que irá a Nápoles. En busca de sus antepasados.

Nilda como un milagro tuvo a su hijo pequeño, cuando no se lo esperaban. Ese hijo la colmó de alegrías. Cuando fue fichado por el Club de Fútbol en México les pagó la estancia por quince días a sus padres en un crucero por el Mediterráneo.
Nilda, no cabe en sí de gozo. Conocerá a su tía y a sus primos en la eterna Italia.

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